En el Colegio San Francisco Javier de Huechuraba, el bienestar no es un complemento, sino la base sobre la cual se construye la excelencia académica. Profesores, familias y estudiantes trabajan juntos en un modelo educativo que une contención y acompañamiento en busca de resultados de alto nivel.
Un niño que no está bien, no aprende. Esa es la convicción que guía al Colegio San Francisco Javier de Huechuraba, una comunidad educativa que ha hecho del cuidado y la contención un pilar fundamental de su proyecto académico.
Más que un colegio, San Francisco es una comunidad donde todos se conocen y se cuidan. Cada mañana, en todos los cursos, se lleva a cabo la acogida, un espacio de reflexión en el que los profesores se aseguran de que cada estudiante esté bien. De lo contrario, si detectan algo fuera de lo normal, se ocupan de acompañar y buscar soluciones junto a ese niño y su familia. “El resguardo, cuidado y aprendizaje de nuestros estudiantes es lo que nos moviliza todos los días.
El bienestar es lo primordial para lograr cualquier aprendizaje de calidad y por ese motivo nuestros docentes y equipos de apoyo han sido capacitados en todas las áreas de salvaguarda, así como también en las áreas académicas”, destaca Joanna Mackay, directora del Cuarto Ciclo (III° y IV° medio).
Este enfoque se consolida con la implementación de la Política de Safeguarding, desarrollada por especialistas de Cognita y alineada con estándares internacionales, que asegura entornos respetuosos y seguros. Se trata de un programa integral y una cultura de cuidado que garantiza la protección del bienestar físico y mental de estudiantes y colaboradores, implementando políticas rigurosas, capacitación continua y la creación de un ambiente seguro, de apoyo y comunicación abierta para que todos puedan crecer con confianza y resiliencia.
“En nuestro modelo, asignaturas como Ser Humano — donde está inmerso nuestro programa de orientación —, los encuentros, el departamento de psicología y psicopedagogía son un eje fundamental para que los estudiantes fortalezcan autoestima, trabajo en equipo, habilidades sociales y salud mental. Así crecen y se desarrollan en un ambiente seguro, cálido y donde la preocupación por el otro está en el centro de nuestra labor diaria”, explica Mackay.
La mirada de los especialistas confirma lo que en San Francisco se vive día a día: que la excelencia académica y el bienestar van de la mano. “Cuando un niño crece en un entorno que promueve su bienestar físico, mental y emocional, aprende y se motiva mucho más, pues se siente seguro y puede concentrarse en descubrir, crear y colaborar”, explica Mónica López, psicóloga y directora del Instituto del Bienestar de Chile.
Los resultados son evidentes. “Con orgullo podemos señalar que nuestros estudiantes logran ingresar a la universidad y a las carreras que desean. Esto se refleja en los buenos resultados obtenidos en pruebas nacionales e internacionales, pero también en experiencias de liderazgo, proyectos de servicio y campañas solidarias que los conectan con la comunidad”, comenta Mackay.
Los beneficios alcanzan también a los alumnos en su vida diaria. “Aprenden a reconocer cuáles son sus fortalezas principales y cómo usarlas para aumentar su bienestar y autoestima. También logran detectar sus propios ‘ladrones de felicidad’ y trabajar en ellos, previniendo la desesperanza, la impulsividad y conductas de agresión hacia sí mismos o hacia otros”, añade López.
En la práctica, esto se traduce en estudiantes capaces de organizarse, trabajar en equipo y asumir compromisos sociales reales. “Nuestro centro de estudiantes, por ejemplo, se destaca por su compromiso, carisma y comprensión crítica. Han desarrollado programas que traspasan las fronteras de nuestro colegio y que nutren a otros, en alianza con la Municipalidad de Huechuraba y su Departamento de la Niñez. Así, comparten conocimiento y crean espacios de encuentro que favorecen tanto el desarrollo académico como el socioemocional”, detalla Mackay.
Este trabajo refleja una tendencia internacional. “Cada vez más colegios están integrando el bienestar como parte del currículum, para que los estudiantes cultiven desde pequeños habilidades emocionales, sociales y hábitos saludables que los preparen para una vida con sentido, con vínculos de calidad y mayor capacidad de insertarse positivamente en la sociedad”, asegura López.
Mackay coincide: “El bienestar abre un horizonte de espiritualidad y nos conecta con el entorno. Nos ayuda a creer en nuestras habilidades, fortalece la autoestima y nos conduce a mejores resultados académicos y personales. En definitiva, nos prepara para ser personas para el mundo, viviendo en comunidad y conscientes de los desafíos que nuestra sociedad requiere todos los días”.
Y el bienestar también se celebra, por lo que, el pasado viernes 26 de septiembre, junto a los más de 100 colegios de Cognita en el mundo, celebramos el Global Be Well Day, un día en el que nos unimos, este año, bajo el concepto “Conectar”. Este encuentro invitó a conectar con nosotros mismos, con nuestros pares y con el entorno, y se vive con gran emoción en Europa, Estados Unidos, Asia, Medio Oriente, Latinoamérica y, por supuesto, en San Francisco Javier de Huechuraba.
El resultado de una educación anclada al bienestar se traduce en estudiantes más reflexivos, empáticos y creativos, familias comprometidas y un ambiente que potencia aprendizajes de alto nivel. Así, el Colegio San Francisco Javier de Huechuraba reafirma que la excelencia académica comienza con el bienestar.